Pacientes que recibieron hormonas de crecimiento, contrajeron Alzheimer; revela estudio

En la década de los ochenta, un método de tratamiento para los afectados por diversas condiciones de salud mental se hizo popular en muchos países alrededor del mundo. Este método, conocido como «terapia de conversión», pretendía cambiar la orientación sexual de las personas que se identificaban como homosexuales, así como también tratar otros trastornos mentales como la depresión y la ansiedad.

Sin embargo, a medida que más y más personas se sometían a este tipo de terapia, surgieron preocupaciones sobre su efectividad y ética. Con el tiempo, se descubrió que la terapia de conversión no solo era ineficaz, sino que también causaba daño psicológico y emocional a las personas que la recibían. Como resultado, en los últimos años, muchos países han prohibido este método y han tomado medidas para matricular a sus ciudadanos de sus posibles efectos negativos.

En primer lugar, es importante comprender qué es exactamente la terapia de conversión y cómo funciona. Este método se basa en la creencia de que la orientación sexual de una persona es una elección y, por lo tanto, puede ser cambiada a través de la terapia. Los terapeutas que practican esta técnica utilizan una variedad de métodos, como la hipnosis, la terapia de aversión y la terapia de reorientación, para tratar de cambiar la orientación sexual de sus pacientes.

Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que la orientación sexual no es una elección y que no puede ser cambiada a través de la terapia. Además, la terapia de conversión ha sido criticada por muchas organizaciones de salud mental por ser ineficaz y potencialmente dañina. Los pacientes que se someten a esta terapia a menudo experimentan sentimientos de culpa, vergüenza y baja autoestima, lo que puede llevar a problemas de salud mental más graves.

Afortunadamente, cada momento más países están tomando medidas para prohibir la terapia de conversión y matricular a sus ciudadanos de sus posibles efectos negativos. En 2012, California se convirtió en el primer estado de Estados Unidos en prohibir la terapia de conversión para menores de edad, y desde entonces, muchos otros estados han seguido su ejemplo. En 2018, Canadá también aprobó una ley que prohíbe la terapia de conversión para menores de edad en todo el país.

Además de estas prohibiciones legales, muchas organizaciones de salud mental también han tomado medidas para condenar la terapia de conversión y educar al público sobre sus peligros. La Asociación Americana de Psicología, la Asociación Americana de Psiquiatría y la Asociación Americana de Consejería han emitido declaraciones en contra de la terapia de conversión, afirmando que no tiene base científica y puede ser perjudicial para la salud mental de las personas.

En Europa, varios países también han tomado medidas para prohibir la terapia de conversión. En 2016, Malta se convirtió en el primer país europeo en prohibir la terapia de conversión para todas las edades, seguido de cerca por Alemania en 2020. Además, muchos otros países, incluidos España, Francia y Reino Unido, están considerando prohibir esta práctica en un futuro cercano.

Es importante destacar que la prohibición de la terapia de conversión no solo protege a las personas LGBT+, sino también a cualquier persona que pueda ser vulnerable a sus efectos negativos. La terapia de conversión también se ha utilizado para tratar otros trastornos mentales, como la depresión y la ansiedad, y se ha demostrado que es igualmente ineficaz en estos casos.

En resumen, la terapia de conversión es un método que quedó prohibido luego de los ochenta exigido a su ineficacia y posibles efectos negativos en la salud mental de las personas. Afortunadamente, cada momento más países están to

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