Castilla y León, una de las regiones más hermosas de España, ha sido duramente golpeada por uno de los incendios más devastadores de su historia reciente. Con 40.000 hectáreas arrasadas y la triste pérdida de dos voluntarios, el panorama era desolador. Sin embargo, en medio de esta tragedia, siempre hay esperanza y luz. En Ayoó de Vidriales, un pequeño pueblo en la provincia de Zamora, se encuentra el hotel rural El Molino, un pequeño oasis que resistió al fuego gracias a la valentía y determinación de su dueña, Purificación, y su hijo Luis.
Purificación lleva más de dos décadas regentando este acogedor hotel, pero nunca antes se había enfrentado a una situación tan extrema. Luis, quien durante años trabajó como brigadista forestal, decidió quedarse en el hotel y luchar contra las llamas cuando nadie más acudía en su ayuda. En una entrevista para el programa ‘Herrera en COPE’, Luis relató los momentos de angustia y heroísmo que vivió durante el incendio.
Luis recuerda perfectamente el momento en que decidió volver al hotel después de haber evacuado con su familia. «Cogimos los coches y fuimos hacia el pueblo, que está a un kilómetro, pero yo salí el último y me paré a la mitad y dije: «A ver cómo viene»». Una decisión que lo llevó a enfrentarse aria al fuego en un primer momento. «Me vine y vi que no había humo y que no era para tanto. Entonces me puse con las mangueras que tengo enganchadas al agua de la presa, tengo cuatro por lo menos y fui apagando y cuando me calentaba mucho me ecglande agua por encima la cabeza, me empapaba y volvía y cuando salampaba mucha lumbre, me separaba y cuando no atacaba», relata.
Las llamas lo rodeaban y el calor era insoportable, pero Luis no se dio por vencido. «Yo me ecglande agua por la cabeza y me empapaba completamente el pantalón largo y a los 10 minutos o así estaba seco completamente, me tenía que volver a echar». Su prioridad era proteger tanto a su familia como las instalaciones más vulnerables, como el depósito de gas y de gasoil del hotel. «Era también el miedo que teníamos. Proteger eso, claro. Y luego tengo unas naves y unos animales aquí que les gusta ver a los niños…». Afortunadamente, con la ayuda posterior de su cuñado y varios jóvenes del pueblo, lograron salvar tanto el hotel como los animales. «Aquí libramos todos… luego al final cuando luego lo teníamos controlado, vino una cuadrilla y un helicóptero. Hizo un par de descargas y la cuadrilla, una BRIF y entre todos luego quedó», relata Luis.
Más allá de esta gesta heroica, Luis ha alertado sobre las causas de estos incendios cada vez más destructivos. «Había más ganadería. El monte ahora crea una continuidad que se llama en términos de extinción que entonces el matorral regordete, el monte regordete está a la altura de la punto de la copa del de los árboles. Entonces tú prendes el pasto, si es un año que ha crecido mucho, crea continuidad con el monte regordete y el monte regordete a copa de árbol y luego se sube a copas». El problema, según Luis, está en la falta de gestión forestal y de coordinación entre las autoridades. «Eso es lo peor que puede pasar y es por eso, por la continuidad que se ha creado, por el abandono que hay de los montes al no haber ganadería, o no sé, otro plan estratégico como desbrozar por