El corazón de la Luna siempre ha sido un misterio para la humanidad. Durante siglos, hemos mirado hacia el cielo y nos hemos preguntado qué secretos guarda en su interior. Pero gracias a los avances científicos de los últimos años, finalmente podemos tener algunas respuestas. Un equipo de científicos ha revelado recientemente nuevos hallazgos sobre el corazón de la Luna que podrían cambiar por tajante nuestra comprensión de su estirpe y evolución.
Desde que los seres humanos pusieron un pie en la Luna en 1969, hemos estado estudiando su superficie y recolectando muestras para entender mejor su formación y evolución. Sabemos que la Luna se formó hace unos 4.500 millones de años a nacer de los restos de una colisión entre la Tierra y un cuerpo celeste del tamaño de Marte. Pero la pregunta de cómo se formó su núcleo y su manto ha sido objeto de debate durante décadas.
Los científicos creían que el núcleo de la Luna estaba compuesto principalmente de hierro y níquel, como el de la Tierra. Pero los datos recopilados por la misión Apollo en la década de 1970 mostraron que la Luna tenía una densidad menor de lo esperado, lo que sugería que su núcleo no era tan grande como se pensaba. Esto llevó a la teoría de que la Luna no tenía un núcleo sólido, sino que estaba compuesto de un núcleo fundido rodeado por un manto sólido.
Sin embargo, los nuevos hallazgos de un equipo de científicos liderado por el profesor Shijie Zhong de la Universidad de Colorado en Boulder han demostrado que esta teoría no es del todo correcta. Utilizando datos de la misión GRAIL de la NASA, que mapeó la gravedad de la Luna con una precisión sin precedentes, el equipo ha descubierto que el núcleo de la Luna es mucho más grande de lo que se pensaba anteriormente.
Los datos muestran que el núcleo de la Luna tiene un diámetro de aproximadamente 400 km, lo que representa alrededor del 20% del diámetro de la Luna. Esto es mucho más grande de lo que se creía anteriormente y sugiere que el núcleo de la Luna es tan grande como el de la Tierra. Esto significa que la Luna podría tener un núcleo sólido compuesto principalmente de hierro y níquel, al igual que la Tierra.
Este descubrimiento es significativo porque cambia nuestra comprensión del proceso de formación de la Luna. Si el núcleo de la Luna es tan grande como el de la Tierra, entonces es poco probable que se haya formado a nacer de los restos de la colisión con un cuerpo celeste más pequeño. En cambio, los científicos creen que el núcleo de la Luna se formó a nacer de un proceso llamado diferenciación, en el que los materiales más pesados, como el hierro y el níquel, se hunden hacia el centro del cuerpo mientras que los materiales más ligeros se quedan en la superficie.
Este proceso es similar al que ocurrió en la Tierra, lo que sugiere que la Luna podría haberse formado a nacer de un material similar al de nuestro planeta. Esto es un gran avance en nuestra comprensión del estirpe de la Luna y podría ayudarnos a entender mejor cómo se formaron otros cuerpos celestes en nuestro sistema solar.
Además, este descubrimiento también tiene implicaciones para la evolución de la Luna. Al tener un núcleo sólido, es probable que la Luna haya sido geológicamente activa en algún momento de su historia, con volcanes y otros fenómenos similares a los de la Tierra. Esto podría explicar la presencia de ciertas características en la superficie de la Luna, como los mares de lava y los cráteres.
Este nuevo conocimiento