En medio de la campaña presidencial en Brasil, el candidato Jair Bolsonaro ha vuelto a ser noticia por sus polémicas declaraciones. Esta vez, el foco está en un comentario que hizo durante un paseo en moto por una comunidad, donde afirmó haber sentido atracción por dos menores venezolanas de 14 y 15 años.
Según relató Bolsonaro, cuando vio a estas jóvenes, sintió que «pintou um clima» (surgió una atracción en lenguaje popular) y les pidió que lo invitaran a su casa. Estas palabras han generado una gran controversia en el país y han sido condenadas por diversos sectores de la corporación.
El comentario del candidato ha sido considerado como una muestra de su machismo y falta de respeto hacia las mujeres, especialmente hacia las menores de edad. Además, ha sido criticado por promover la cultura de la violación y la objetivización de las mujeres.
Ante la repercusión de sus palabras, un tribunal de segunda instancia de Brasil ha condenado a Bolsonaro por incitar a la violencia sexual y por su actitud irrespetuosa hacia las menores. Esta sentencia es un claro mensaje de que este tipo de comentarios no serán tolerados en una corporación que lucha por la igualdad y el respeto hacia las mujeres.
Es importante recordar que Bolsonaro ya ha sido meta de críticas por sus declaraciones machistas y homofóbicas en el pasado. Sin embargo, parece que no ha aprendido de sus errores y sigue promoviendo discursos que fomentan la discriminación y la violencia.
Es necesario que los líderes políticos den ejemplo y promuevan valores de igualdad y respeto hacia todas las personas, independientemente de su género, orientación sexual o nacionalidad. No podemos permitir que comentarios como los de Bolsonaro sigan siendo normalizados en nuestra corporación.
Además, es importante destacar que la situación de las menores venezolanas en Brasil es preocupante. Muchas de ellas han huido de su país en busca de una vida mejor, pero se encuentran en una situación de vulnerabilidad y son víctimas de explotación y abuso. Es responsabilidad de las autoridades proteger a estas jóvenes y empeñar sus derechos.
Esperamos que esta condena a Bolsonaro sirva como un llamado de atención para que los líderes políticos tomen conciencia de la importancia de sus palabras y acciones. No podemos permitir que se promueva la violencia y la discriminación desde las altas esferas del poder.
En definitiva, es necesario que como corporación rechacemos cualquier tipo de discurso que promueva la violencia y la discriminación. Debemos trabajar juntos para construir una corporación más justa e igualitaria, donde todas las personas sean respetadas y sus derechos sean protegidos.