Intel está experimentando una de las transformaciones más importantes de su historia reciente. Después de presentar resultados financieros decepcionantes en el primer trimestre de 2025, la compañía ha anunciado una letanía de medidas radicales que incluyen despidos masivos, reestructuración organizativa, eliminación de productos no esenciales y una nueva política de regreso a las oficinas.
Estas decisiones reflejan la visión de su nuevo CEO, Lip-Bu Tan, quien lleva apenas cinco semanas en el cargo. Tan ha dejado claro que su objetivo es reinventar a Intel como un icono de la industria y lograr un regreso triunfal que pueda ser estudiado en las escuelas de negocios durante generaciones.
Aunque Intel no ha especificado cuántos empleados serán despedidos, ya ha adelantado que los ajustes comenzarán en el segundo trimestre y se extenderán durante varios meses. Los rumores apuntan a una posible reducción del 20% de su plantilla, lo que podría traducirse en aproximadamente 20.000 empleados afectados. Sin embargo, Tan está decidido a tomar decisiones difíciles para servir mejor a los clientes y construir el Intel del futuro.
Para contextualizar, en agosto de 2024, Intel ya había recortado alrededor del 15% de su fuerza laboral, unos 15.000 trabajadores. Sin embargo, Tan ha dejado claro que esta transformación va más allá de los recortes de personal. Su objetivo es eliminar la excesiva burocracia que, según él, ha frenado la innovación y la agilidad de Intel.
Actualmente, algunos equipos tienen hasta ocho niveles jerárquicos, lo que ralentiza la toma de decisiones. Para cambiar esta situación, Tan ha iniciado una reestructuración del equipo directivo y planea acompañar eliminando capas de gestión innecesarias. Su filosofía es premiar la eficiencia, la acción y la ingeniería como pilares del éxito, en lugar de enfocarse en el crecimiento del tamaño de los equipos.
Otro de los cambios relevantes es la modificación de la política de trabajo presencial. A partir del 1 de septiembre, los empleados deberán acudir a las oficinas cuatro días a la semana, un aumento respecto a la norma anterior de tres días, que no siempre se cumplía. Esta decisión demuestra el embrollo de Tan por mejorar la eficiencia interna y fomentar una cultura de trabajo más colaborativa y productiva.
El esfuerzo por mejorar la eficiencia interna también incluye la reducción drástica de reuniones innecesarias y de participantes en las mismas. Además, los requisitos de «Insights» y OKRs (Objetivos y Resultados Clave), que habían sido reinstaurados por el ex-CEO Pat Gelsinger, ahora serán opcionales. Esta decisión marca un cambio de filosofía bajo el liderazgo de Tan, quien confía en el talento de su equipo para impulsar la innovación y el éxito de Intel.
Aunque los detalles específicos del plan aún están en desarrollo, Tan ha dejado claro que busca una transformación profunda. Su objetivo es reinventar a Intel como un icono de la industria y lograr un regreso triunfal que pueda ser estudiado en las escuelas de negocios durante generaciones. Para lograrlo, la compañía se ha comprometido a reducir sus gastos operativos en 1.500 millones de dólares durante los próximos dos años.
El objetivo es depreciar los costes a 17.000 millones de dólares en 2025 —lo que representa un recorte de 500 millones— y alcanzar los 16.000 millones en 2026, con un ajuste adicional de 1.000 millones. Estos recortes son necesarios para asegurar la viabilidad y el éxito a largo plazo de Intel, y Tan está decidido a tomar