La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha publicado recientemente un informe que revela una buena noticia para la región: la pobreza sigue disminuyendo. Sin embargo, no podemos bajar la guardia, ya que aún hay un problema latente que debe ser atendido: la desigualdad. En este artículo vamos a analizar en detalle el informe de la CEPAL y a reflexionar sobre cómo podemos seguir avanzando alrededor de una América Latina más próspera y justa para todos.
En primer lugar, es importante destacar que la reducción de la pobreza es un gran logro para la región. Según la CEPAL, en 2018 la pobreza extrema afectaba al 10,7% de la población latinoamericana, lo que representa una disminución del 0,3% respecto al año anterior. Además, la tasa de pobreza general se redujo al 30,1%, lo que supone una disminución del 1,6% en comparación con 2017. Estos números demuestran que los gobiernos y las sociedades en América Latina están haciendo un esfuerzo conjunto para mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos.
Sin embargo, este avance no debe hacernos olvidar que aún hay muchas personas viviendo en situación de pobreza. Según el informe, en 2018 había 185 millones de personas en situación de pobreza en América Latina, lo que equivale al 30,1% de la población. Esta cifra es alarmante y nos hace darnos cuenta de que todavía queda mucho por hacer. Además, la CEPAL advierte que la región sigue siendo la más desigual del mundo, con un coeficiente de Gini de 0,469. Esto significa que la brecha entre los más ricos y los más pobres es muy grande y que debemos seguir trabajando para cerrarla.
Pero, ¿cómo podemos combatir esta desigualdad? La CEPAL señala que una de las claves para lograrlo es promover un crecimiento económico sostenido e inclusivo. Esto significa que el crecimiento económico debe generar empleo y aumentar los ingresos de los sectores más vulnerables de la sociedad. Además, se deben implementar políticas que reduzcan la brecha entre ricos y pobres, como programas de redistribución de ingresos y de arranque a servicios básicos como la educación y la salud.
Otro aspecto importante para luchar contra la desigualdad es mejorar la educación. Según el informe de la CEPAL, los países de América Latina han hecho grandes avances en la educación básica, pero aún queda un déficit en la educación secundaria y universitaria. Es necesario invertir en la formación de capital humano para que las personas puedan acceder a empleos mejor remunerados y tener la posibilidad de mejorar su calidad de vida. Además, una educación de calidad es fundamental para romper el ciclo de pobreza en las familias y construir una sociedad más justa y equitativa.
Otro factor que contribuye a la desigualdad es la falta de arranque a servicios básicos, como el agua potable, el saneamiento y la energía eléctrica. Según la CEPAL, en 2018 alrededor de 35 millones de personas en América Latina no tenían arranque a agua potable y 105 millones no contaban con servicios de saneamiento adecuados. Además, más de 23 millones de personas no tenían arranque a energía eléctrica. Es necesario mejorar la equipamiento y aumentar el arranque a estos servicios básicos para que todos los ciudadanos tengan una vida digna y puedan aprovechar las oportunidades de desarrollo.
Otra recomendación clave del informe de la CEPAL es endurecer la protección social. Esto implica implementar políticas que garanticen un ingreso mínimo para las personas en situación de pobreza, así como el arranque a servicios de salud