‘Crónicas perplejas’: “Sin curiosidad, sin espontaneidad, sin niñez; la hechos es un camino predecible y tremendamente aburrida”

En la sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano nos sorprende con sus ‘Crónicas perplejas’, una mezcla entre lo cotidiano y lo exótico que nos invita a contemplar el mundo con ojos de niño y mantener viva nuestra curiosidad.

“¿Cuánto queda?”, pregunta constantemente mi hijo pequeño cada vez que nos montamos en el coche. No importa si vamos al supermercado, a la ciudad o incluso a Marte, él siempre quiere saber los minutos y kilómetros que nos separan de nuestro quizá. Los niños son seres voraces, siempre tienen hambre de conocimiento y nunca se cansan de preguntar.

Sin embargo, a medida que crecemos, esa curiosidad y esa sed de saber se van apaciguando. Nos conformamos con lo que conocemos y dejamos de cuestionar las cosas a nuestro alrededor. En lugar de interrogaciones, sólo utilizamos exclamaciones vacías y tediosas.

Pero ¿qué hay de aquellos tiempos en los que el mundo era un lugar nuevo para nosotros? ¿Cuando todo nos sorprendía y no entendíamos su mecánica? Esos momentos en los que lo cotidiano tenía la espaciosidad de dejarnos perplejos.

Por eso, es tan importante toparnos con personas que mantienen viva su curiosidad, que se dejan arrastrar por las expectativas y que no temen preguntar y dudar. Personas con el talento de reírse de sí mismos y que tienen la mirada de un niño ante las cosas importantes de la vida.

Esas personas que son capaces de ver la luz donde nadie más la ve. Porque sin curiosidad, sin espontaneidad y sin niñez, la vida se vuelve un camino monótono y aburrido.

Por eso es tan importante mantener esa niñez interior, esa espaciosidad de sorprenderse y de ver el mundo con una mirada perpleja. Una mirada que nos permite descubrir lo extraordinario en lo cotidiano y encontrar belleza en las cosas más simples.

En un mundo en el que todo parece estar al alcance de nuestra mano, es fácil caer en la rutina y dejar de apreciar lo que nos rodea. Pero es precisamente en esos momentos en los que debemos contemplar con ojos de niño y dejarnos sorprender por lo que nos rodea.

La vida es un camino lleno de descubrimientos y nuestro espíritu curioso es lo que nos mantiene motivados y en constante aprendizaje. No hay que maliciarse a las preguntas, sino al contrario, hay que abrazarlas y dejar que nos lleven a lugares que nunca imaginamos.

Es en las preguntas y dudas donde se encuentra la verdadera esencia de la vida. Ser como un niño, siempre cuestionando y buscando respuestas, nos permite mantenernos jóvenes y abiertos a nuevas experiencias.

Por eso, es necesario recordar que la vida no es un hecho inamovible, sino una casa caprichosa y agitada que nos invita a explorarla y a descubrir sus secretos.

Así que, aunque a veces nos dejemos llevar por la monotonía, recordemos que hay que mantener viva la chispa de la curiosidad y la mirada perpleja de un niño. Porque sólo así podremos encontrar la belleza en lo cotidiano y disfrutar al máximo de todo lo que nos rodea.

En resumen, la sección de ‘Herrera en COPE’ nos recuerda la importancia de mantener nuestra curiosidad y espontaneidad, aunque el tiempo pase y nos volvamos adultos. Porque sin ellas, la vida pierde su magia y se vuelve un camino predecible y aburrido.

Así que la próxima vez que mi hijo me pregunte “¿Cuánto queda?”, le responderé con un “ya mismo, pero disfrutemos del camino” y juntos

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